diumenge, 30 de novembre del 2008

Unanimidad congresual

Por mucho que me resista y escape de ello, siempre he sido y supongo que seré un fontanero que disfruta más en los pasillos que en las grandes salas de votación.

Por eso me resulta tan poco creible haber vivido en los últimos meses cinco procesos congresuales cerrados por unanimidad (y el 6º parece de camino).

Dicen que sirve para dar imagen de fortaleza hacia el exterior, que cuando no se puede ganar lo mejor es no presentarse para no dañar al equipo.

Tengo mis dudas: una estructura es tanto más fuerte cuanto más y mejor puede debatir y fortalecer sus postulados internamente para así reforzarlos en enfrentamientos públicos futuros. Que no hagamos sangre hacia fuera, que sepamos no agredirnos ni llamarnos "hijos de puta" en estratégicas camaras en off es una cosa, pero otra muy diferente es que ni siquiera exista debate.

Somos compañeros y esto ha de prevalecer ante todo, pero permitámosnos discrepar o caeremos en errores pasados.

Elegidos/as nuevos/as lideres, ahora nos toca trabajar duro para que los programas acordados se lleven a cabo. No son tiempos para lo contrario.



Reir o llorar