Desde hace unos días podemos disfrutar de un anuncio publicitario de Repsol que se mueve entre la épica y el corazón gracias a una insuperable declamación de Jose Sacristán recitando el poema "If" de Rudyard Kipling. Por si fuese de vuestro interés aquí queda el texto traducido, y del que no me atrevo a destacar ni un solo verso, porque en su totalidad roza la perfección.
Un buen mantra para alzar la vista al frente y avanzar sin temor ni reposo en pos de aquello que anhelamos.
Si...
Si puedes conservar tu cabeza, cuando a tu alrededor
todos la pierden y te cubren de reproches;
Si puedes tener fe en ti mismo, cuando duden de ti,
los demás hombres y ser indulgente para su duda;
Si puedes esperar y no sentirte, cansado con la espera;
Si puedes, siendo blanco de falsedades, no caer en la mentira,
y si eres odiado, no devolver el odio, sin que te creas por eso,
ni demasiado bueno, ni demasiado cuerdo;
Si puedes soñar sin que los sueños, imperiosamente, te dominen;
Si puedes pensar, sin que los pensamientos sean tu objeto único,
Si puedes encararte con el triunfo y el desastre,
y tratar de la misma manera a esos dos impostores;
Si puedes aguantar que la verdad por ti expuesta,
la veas retorcida por los picaros, para convertirla en lazo por los tontos.
O contemplar que las cosas, por las que diste tu vida, se han desecho.
Agacharse y reconstruirlas, aunque sean con gastados instrumentos.
Si eres capaz de juntar en un sólo haz todos tus triunfos
y arriesgarlos a cara o cruz en una sola vuelta.
Y si perdieras, empezar otra vez como cuando empezaste,
y nunca mas exhalar una palabra sobre la pérdida sufrida;
Si puedes obligar, a tu corazón, a tus fibras y a tus nervios,
a que te obedezcan aun después de desfallecido y que así se mantengan,
hasta que en ti no haya otra cosa que la voluntad gritando:
"¡Persistid, es la orden!".
Si puedes hablar con multitudes y conservar tu virtud,
o alternar con reyes y no perder tus comunes rasgos;
Si nadie, ni enemigos, ni amantes amigos pueden causarte daño,
Si todos los hombres pueden contar contigo, pero ninguno demasiado,
Si eres capaz de llenar el inexorable minuto,
con el valor de los sesenta segundos de la distancia final,
tuya será la tierra y cuanto ella contenga,
y -lo que vale más- serás un hombre, ¡hijo mío!