dijous, 5 de març del 2009

Año de Darwin

En la vida uno va teniendo profesores, catedráticos, tutores y de cuando en cuando maestros. Estos últimos suelen darte lecciones que facilitan tu progreso como persona y enriquecen tu existencia mucho más allá de lo que fueron sus clases.

De uno de estos últimos "rara avis" a día de hoy en la enseñanza aprendí que la única forma de poder sacar partido a un intercambio de ideas contrapuestas es partir de la base de que podemos estar equivocados y considerar que nuestro interlocutor tiene algo que decirnos, algo que a priori ha podido pasarnos desapercibido o a lo que no dábamos la importancia debida.

Así, la base de nuestro desarrollo, de nuestra evolución como intelectos y no meros animales pivota sobre nuestra capacidad de adaptación, de escucha, comprensión y resolución sobre los nuevos conocimientos que adquirimos.

Dicho de otra manera: ¿quién creéis que tiene más posibilidades de sobrevivir ante el ataque de un leon: una avestruz que entierre su cabeza bajo tierra o una gacela ráuda, veloz y atenta a los movimientos que la rodean para poder anticiparse al ataque?

Creo que es obvio que la pobre avestruz no tiene muchas salidas. Negar el ataque y esperar que pase de largo es en un 99% de las veces sinónimo de una muerte segura. Nefasta opción.

Sigamos pues el camino de nuestra gacela. A diferencia de la avestruz, ha estado más atenta al peligro y su preparación le permite huír rápidamente antes de que su depredador se le acerque demasiado. Pero distinguimos aquí dos tipos de gacelas:

Por un lado aquella que, temerosa, pasta su alimento con una oreja siempre en alto, conocedora de moverse en tierra de carnivoros y que una vez atisbado el felino echa a correr con todas sus fuerzas. Por desgracia su temor y falta de conocimiento del medio en que se alimentaba la lleva al cabo de unos minutos a enfrentarse a despeñarse por un precipicio. Mala opción.

Frente a esta, tenemos la gacela cautelosa que no solo esta atenta a los movimientos cercanos sino que previene la reacción y la dirección de su huida. Comerá, sentirá al león y huirá a tiempo.

Ante un problema o reto en nuestras vidas siempre tendremos al menos estas tres opciones que hemos llevado al extremo:

1.- Negar que existe un problema.
2.- Ser consciente del problema pero reaccionar mal y tarde para afrontarlo.
3.- Ser conocedores de nuestro medio para anticiparnos al problema y poder reaccionar antes incluso de que llegue a serlo.

¿Si tenemos tan claro el destino de la avestruz, como es posible que nos obsesionemos con meter la cabeza bajo tierra? El futuro es ese maravilloso lugar donde pasaremos el resto de nuestras existencia (fusilando a Woody), así que tal vez deberíamos empezar a tomarnos la molestia de plantearnos como debe ser, como puede ser, y como quiere el león que sea y vistos los tres caminos intentar correr en la dirección correcta para que la manada nos siga.

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Reir o llorar