dimarts, 18 d’agost del 2009

Andamos de vacacións

Logo duns meses de moito traballo, regresamos a terriña para tomarnos unhas semans de vacacións, máis que merecidas (para que negalo).

É incribel como o cerebro ó cabo de dous ou tres días é quen de desconectar, de ir deixando atrás cargas e tarefas diarias, relaxándose e retomando una reprogramación mental moito máis axeitada ó lecer, a tranquilidade e o desenvolvemento persoal.

E non falo xa de longas viaxes ó redor do mundo, senón de poder ter tempo para un. Ter esos silencios nos que escoitar o teu propio pensar e polos que poder percorrer as páxinas daqueles libros afastados da primeira liña e que cheos de pó retoman agora o posto que lles corresponde.

A volta á terra, se a fas como toca é sempre unha viaxe "a redor de sí" (Vid.Otero Pedrayo)

dilluns, 3 d’agost del 2009

Pausa de media hora

Resulta entraño entrar en un edificio judicial civil en pleno mes de Agosto. La tranquilidad que se respira llega a ser preocupante, acostumbrados a la vorágine de procuradores que como ese conejo del País de las maravillas van siempre corriendo de un lado a otro pero sin llegar nunca a tiempo a ningún lado.

Cualquier “extraño” podría pensar que las oficinas están paradas, que carecen de actividad y producción, pero la verdad es que nada más lejos de la realidad. A lo largo de estas 4 semanas muchos expedientes llenos de polvo recobrarán inusitada vida, papeles archivados entre citaciones urgentes y medidas cautelarísimas volverán a primera línea y muchas mesas lograrán el imposible milagro de cuadrar un círculo.

Milagro logrado a costa del trabajo incansable y mal reconocido (que llega a ser más sangrante que lo mal palgado) de un colectivo de empleados públicos que día a día sufren la mala organización de una Administración caduca e incapaz de adaptarse a las realidades del nuevo milenio.

Y no exagero. Ya que no puede valorarse sino como milagro, lograr levantar un negociado que cada año pierde más de un mes de trabajo, y que en condiciones normales no debería recuperarse nunca.

Motivo: irse de vacaciones y al volver ver que todo lo que se turnaba a tu mesa sigue allí esperándote esparcido sin orden encima de tu teclado. Exigir que el trabajador a su vuelta “ponga al día” el trabajo pendiente es una aberración y una mala gestión de la parte sindical, ya que supone admitir que como decía aquella circular: en Justicia las vacaciones no existen.

No hay vacaciones, solo trabajo aplazado que se acumula y recarga. Por ello son especialmente sangrantes las presiones a las que cada año se nos somete en determinados órdenes jurisdiccionales para coger las vacaciones en agosto (mes inhábil en ocasiones), olvidando así que durante este tiempo de puertas cerradas mucho es el trabajo que se saca, y mucha la actividad jurisdiccional (aunque no judicial strictu sensu).

Problema que tendría la sencilla solución de utilizar los planes de vacaciones (anualmente en poder de las gerencias) para programar un calendario de sustituciones por personal interino que se haga cargo de estas mesas y que evite la absurda realidad de ver como el notifico que mandaste el último día de curro, te espera pacientemente para ser colocado, 15 días después de irte de vacaciones.

Por cierto, por si a alguien se le ocurre pensar que esto supondría más personal cuando lo que sobran son funcionarios, solo remarcar un dato: poco más de sesenta mil empleados de justicia para más de 46 millones de ciudadanos a los que servir. Es decír, unos 0,001 funcionarios de justicia por persona. ¡Esta claro que sobramos!

Reir o llorar