diumenge, 8 de juny del 2008

Tarde de sofa, cafe y libros

Ayer mientras mal-corría la banda algo en mi maltrecha rodilla hizo "clic", obligándome a parar en seco los planes para un finde que se esperaba "movidito".

Pero como siempre, ¡hay que buscar el lado bueno! (a veces no me lo creo ni yo). Posiblemente lo único positivo que tiene lesionarse es que uno aprende a hacer las cosas a otro ritmo, con la necesaria calma que te da el hecho de que si te mueves más rápido el dolor de frena de golpe. Quien sabe, tal vez la cura contra el estrés sea darse de golpes contra la pared!!

En fin, tirado en el sofá y sin nada que hacer tras ver ganar a Pedrosa y Nadal, cogí uno de los libros que andan por casa a la espera de ser abiertos (empiezo a parecerme a esos políticos pedantes que cuando se van de vacaciones en agosto dicen que aprovechan para leer los 50 libros que tienen en sus mesillas de noche).

Y digo bien, a la espera de ser abiertos, porque entre las manos tenía otro: “El Atlas Furtivo” de Alfred Bosch, novela histórica ambientada en la Mallorca del S. XIV y en la que una familia judía elabora dos mapamundis, uno real y otro fantástico basado en mitos y leyendas. En principio una novela histórica atrayente pero reconozco que se me está atragantando un poquito.

El libro suplente es el último de Eduardo Mendoza: “El asombroso viaje de Pompilio Flato”. Como siempre se prevé una lectura graciosa pero por desgracia demasiado rápida. Este gran autor español y catalán (en su caso conviene remarcar ambos conceptos) es un ejemplo de cómo a veces los libros de texto maltratan a los autores y los encasillan por una inapropiada selección.
De Mendoza, en los libros de texto, se habla de “La verdad del caso Savolta”, texto sorprendente y de gran calidad literaria pero muy lejos del tono humorístico que tienen otros muchos de sus libros y que sirvirían mejor de enganche para seguir conociendo su obra, porque no olvidemos que lo fundamental para fomentar la lectura es que ésta sea amena y entretenida. Cogido el hábito, tiempo habrá de afrontar retos mayores.

En fin lo dicho, que me voy a dar un paseo por la Roma de Pomponio Flato a ver que se cuenta. Por ahora deciros que el libro comienza así: “Que los dioses te guarden, Fabio, de esta plaga, pues de todas las formas de purificar el cuerpo que el hado nos envia, la diarrea es la más pertinaz y diligente…”


PD: si quereis pegar un salto a los libros de Eduardo Mendoza, me permito el craso error de recomendaros: “El laberinto de las aceitunas”, “El misterio de la cripta embrujada” o “Sin noticias de Gurb”.

Reir o llorar