dissabte, 6 de desembre del 2008

30 años

Tengo 29 años, nací por lo tanto en un Estado constitucional. Hablar del pasado, de lo que sucedía antes es algo que solo puedo hacer escuchando a nuestros mayores que no es poco.

Por cierto aprovecho para brindar homenaje a un compañero que esta semana cumple años y que a sus casi 90 sigue participando de cada acto del Partido y enseñandonos a respetar lo que somos, lo que fuimos y lo que seremos. Y es que cuando hablo de respeto y dignidad no lo digo por haber visto una peli en la tele sobre Pablo Iglesias o la lucha socialista. Lo digo porque en cada asamblea quiero mirar a los ojos al compañero no avergonzarme por traicionar ahora que son bien dadas sus años de castigo y silencio. Pero este es otro tema.



Retomemos. Decia que mucho tiempo ha pasado y los cambios han sido brutales: un Estado autonómico, documentos oficiales en euskera, elecciones, fin de la impunidad de las clases dirigentes, igualdad con mayúsculas, educación para todos...

Hablar de todo sería imposible así que me limitaré a uno de los puntos que más han llamado mi atención en estos días: la evolución de los derechos de la mujer.

Solo pensar que una mujer no podía abrir una cuenta corriente sin autorización, que pernoctar en un hotel era jugártela, o que protestar por una bofetada era imposible debería hacernos recapacitar y celebrar el día del hoy como algo maravilloso (al margen de que seamos republicanos, federalistas, etc).

Veo ese pasado en blanco y negro y navego por un colorido ciberespacio donde una joven nacida en el 81, muller y mallorquina nos habla de sus sesiones en el Congreso de los Diputados al que constantemente lleva propuestas en defensa del motor económico de las Islas, el turismo, y desde donde no olvida el progreso y el trabajo por y para su/nuestra ciudad, Palma.

Con sus miserias y sus rencores, la grandeza de este país, conjunto de Naciones es enorme. Pocos han podido evolucionar a esta velocidad y con esta contundencia.



PD: por un momento me plantee hablar hoy sobre que la Constitución es algo más que un texto formal; de como representa un conjunto de valores y principios sustentados en la democracia y respeto al otro.
Me plantee hablar de como algunos que alardean de progresismo y libertad cohartan, limitan y prostituyen la voz de los suyos olvidando por lo que nuestros padres y abuelos lucharon: poder ser libres para elegir.
Pero no, su mediocridad no merece una entrada. El tiempo os borrara.

Reir o llorar