Cuando uno se pasa muchos años confundiendo sus intereses particulares con el de todo un colectivo, antes o después se acaba dando de bruces con la realidad. Lección que a las duras están aprendiendo los dirigentes del PP durante estas últimas semanas y muy especialmente Rajoy.
El presidente de los populares (que no líder, porque ni lo ha sido ni lo será nunca) despreció antes de las elecciones a los sectores con mejor “imagen” centrista manteniendo el tutelaje de la línea ultraderechista de los Zaplana, Acebes y compañía.
Por desgracia para él, en la vida pública se puede tolerar el fracaso, hasta la prepotencia de un mal ganador, pero lo que nunca se perdona es la cobardía. Y Rajoy está siendo cobarde: si tan claro tenía la necesidad de cambiar el rumbo del PP, tendría la obligación ética con los millones de españoles que representa, de luchar por dicho cambio mucho antes y habernos evitado años de división y frentismo casposo, inmerecido para una España cada día más europeísta y abierta al progreso y menos anclada en los tiempos del NODO.
Quiere ahora el pontevedrés quitarse del medio tanto heredero de Aznar para dejar vía libre a una nueva línea que permita pactar con PNV y CIU (única forma de gobernar España), y en frente se ha topado con los vómitos (perdón, quería decir artículos) de los mass media conservadores, con las Damas de la derechona, con momias ministeriales que salen del armario y hasta el mismísimo profesor de George Town.
Pero el mayor de sus problemas no está en el pasado que se resiste a desparecer, sino curiosamente en su hijo más orgulloso. Durante los últimos 4 años el Sr. Rajoy se atrevió a decir y reiterar que el gobierno del PSOE había traicionado a las víctimas del terrorismo, que vendía Euskadi y España a cambio de inconfesables pactos y mil bravuconadas más.
Y para ello no dudo en aupar casi a la categoría de Santa a María San Gil. Buscaba su abrazo en cada acto público alabando el heroísmo de la popular (más cercana a veces a Jean d´Arc que a un líder político). Olvidaba de nuevo Marianin que la mejor manera de honrar a los compañeros que cada día defienden la democracia y el pluralismo en Euskadi, es luchar con todas nuestras fuerzas por alcanzar la Paz desde los valores constitucionales y dejarse de hacer demagógicos brindis al sol que solo enrarecen aún más la vida pública y privada.
Creó un monstruo en vida, un referente de su españolidad, de su catolicismo, de su familia, de su lucha, de su integridad, y ahora su gran obra se le ha puesto en frente para decirle a la cara y ante millones de votantes que no se fía de él. Y esto señores es lo peor que se le puede decir a un cargo público. No es tan solo dudar de su liderazgo o discrepar de sus ideas, es simplemente redactar su epitafio.
Durante los últimos años los populares han confundido su visión de España con la España real, considerando traidores a todos los que discrepasen con ellos. Veremos ahora como el centro-derecha consigue convencer a sus adeptos de que se puede defender otro concepto de país sin ser un traidor. No puedo ocultar que tras tantos años escuchando/sufriendo estas acusaciones, ahora disfruto viendo como tienen que defenderse de ellas aquellos que se llenaban la boca con tanta bazofia.
Mariano, tu lo has creado, ahora tu te lo comes. Recomendación: sales de frutas porque algunas cosas indigestan.
No me resisto: mientras en el PP luchan cual carroñeros por los restos del cadáver, en las agrupaciones locales del PSOE se debate la ponencia marco del 37 Congreso para seguir avanzando en un país mejor y más cohesionado dentro de su fascinante diversidad. Hablamos del Estado dinamizador, de la igualdad, de cambio climático, de más derechos, de nuevas formas de participación social… Hablamos de cómo poner solución a los problemas que nos afectan como ciudadanos y como afrontar los grandes retos que tenemos por delante. Unos construimos un país, otros destruyen un partido. Como diría Alejandro Sanz, “No es lo mismo”.
El presidente de los populares (que no líder, porque ni lo ha sido ni lo será nunca) despreció antes de las elecciones a los sectores con mejor “imagen” centrista manteniendo el tutelaje de la línea ultraderechista de los Zaplana, Acebes y compañía.
Por desgracia para él, en la vida pública se puede tolerar el fracaso, hasta la prepotencia de un mal ganador, pero lo que nunca se perdona es la cobardía. Y Rajoy está siendo cobarde: si tan claro tenía la necesidad de cambiar el rumbo del PP, tendría la obligación ética con los millones de españoles que representa, de luchar por dicho cambio mucho antes y habernos evitado años de división y frentismo casposo, inmerecido para una España cada día más europeísta y abierta al progreso y menos anclada en los tiempos del NODO.
Quiere ahora el pontevedrés quitarse del medio tanto heredero de Aznar para dejar vía libre a una nueva línea que permita pactar con PNV y CIU (única forma de gobernar España), y en frente se ha topado con los vómitos (perdón, quería decir artículos) de los mass media conservadores, con las Damas de la derechona, con momias ministeriales que salen del armario y hasta el mismísimo profesor de George Town.
Pero el mayor de sus problemas no está en el pasado que se resiste a desparecer, sino curiosamente en su hijo más orgulloso. Durante los últimos 4 años el Sr. Rajoy se atrevió a decir y reiterar que el gobierno del PSOE había traicionado a las víctimas del terrorismo, que vendía Euskadi y España a cambio de inconfesables pactos y mil bravuconadas más.
Y para ello no dudo en aupar casi a la categoría de Santa a María San Gil. Buscaba su abrazo en cada acto público alabando el heroísmo de la popular (más cercana a veces a Jean d´Arc que a un líder político). Olvidaba de nuevo Marianin que la mejor manera de honrar a los compañeros que cada día defienden la democracia y el pluralismo en Euskadi, es luchar con todas nuestras fuerzas por alcanzar la Paz desde los valores constitucionales y dejarse de hacer demagógicos brindis al sol que solo enrarecen aún más la vida pública y privada.
Creó un monstruo en vida, un referente de su españolidad, de su catolicismo, de su familia, de su lucha, de su integridad, y ahora su gran obra se le ha puesto en frente para decirle a la cara y ante millones de votantes que no se fía de él. Y esto señores es lo peor que se le puede decir a un cargo público. No es tan solo dudar de su liderazgo o discrepar de sus ideas, es simplemente redactar su epitafio.
Durante los últimos años los populares han confundido su visión de España con la España real, considerando traidores a todos los que discrepasen con ellos. Veremos ahora como el centro-derecha consigue convencer a sus adeptos de que se puede defender otro concepto de país sin ser un traidor. No puedo ocultar que tras tantos años escuchando/sufriendo estas acusaciones, ahora disfruto viendo como tienen que defenderse de ellas aquellos que se llenaban la boca con tanta bazofia.
Mariano, tu lo has creado, ahora tu te lo comes. Recomendación: sales de frutas porque algunas cosas indigestan.
No me resisto: mientras en el PP luchan cual carroñeros por los restos del cadáver, en las agrupaciones locales del PSOE se debate la ponencia marco del 37 Congreso para seguir avanzando en un país mejor y más cohesionado dentro de su fascinante diversidad. Hablamos del Estado dinamizador, de la igualdad, de cambio climático, de más derechos, de nuevas formas de participación social… Hablamos de cómo poner solución a los problemas que nos afectan como ciudadanos y como afrontar los grandes retos que tenemos por delante. Unos construimos un país, otros destruyen un partido. Como diría Alejandro Sanz, “No es lo mismo”.
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