dilluns, 3 d’agost del 2009

Pausa de media hora

Resulta entraño entrar en un edificio judicial civil en pleno mes de Agosto. La tranquilidad que se respira llega a ser preocupante, acostumbrados a la vorágine de procuradores que como ese conejo del País de las maravillas van siempre corriendo de un lado a otro pero sin llegar nunca a tiempo a ningún lado.

Cualquier “extraño” podría pensar que las oficinas están paradas, que carecen de actividad y producción, pero la verdad es que nada más lejos de la realidad. A lo largo de estas 4 semanas muchos expedientes llenos de polvo recobrarán inusitada vida, papeles archivados entre citaciones urgentes y medidas cautelarísimas volverán a primera línea y muchas mesas lograrán el imposible milagro de cuadrar un círculo.

Milagro logrado a costa del trabajo incansable y mal reconocido (que llega a ser más sangrante que lo mal palgado) de un colectivo de empleados públicos que día a día sufren la mala organización de una Administración caduca e incapaz de adaptarse a las realidades del nuevo milenio.

Y no exagero. Ya que no puede valorarse sino como milagro, lograr levantar un negociado que cada año pierde más de un mes de trabajo, y que en condiciones normales no debería recuperarse nunca.

Motivo: irse de vacaciones y al volver ver que todo lo que se turnaba a tu mesa sigue allí esperándote esparcido sin orden encima de tu teclado. Exigir que el trabajador a su vuelta “ponga al día” el trabajo pendiente es una aberración y una mala gestión de la parte sindical, ya que supone admitir que como decía aquella circular: en Justicia las vacaciones no existen.

No hay vacaciones, solo trabajo aplazado que se acumula y recarga. Por ello son especialmente sangrantes las presiones a las que cada año se nos somete en determinados órdenes jurisdiccionales para coger las vacaciones en agosto (mes inhábil en ocasiones), olvidando así que durante este tiempo de puertas cerradas mucho es el trabajo que se saca, y mucha la actividad jurisdiccional (aunque no judicial strictu sensu).

Problema que tendría la sencilla solución de utilizar los planes de vacaciones (anualmente en poder de las gerencias) para programar un calendario de sustituciones por personal interino que se haga cargo de estas mesas y que evite la absurda realidad de ver como el notifico que mandaste el último día de curro, te espera pacientemente para ser colocado, 15 días después de irte de vacaciones.

Por cierto, por si a alguien se le ocurre pensar que esto supondría más personal cuando lo que sobran son funcionarios, solo remarcar un dato: poco más de sesenta mil empleados de justicia para más de 46 millones de ciudadanos a los que servir. Es decír, unos 0,001 funcionarios de justicia por persona. ¡Esta claro que sobramos!

2 comentaris:

Ex boss de todo ha dit...

Creo que 60.000 son muchos, pero igual lo rondamos.
Me recuerda circulares de años pasados en verano que alguien pedía el pago de planes para recuperar el trabajo acumulado del verano.
Que pena me da.

Óscar M.C.M. ha dit...

Um.. el baile de cifras puede deberse a que incluyo en el total a jueces, fiscales y personal laboral, lo cual hace más irrisoria la cifra ( datos del Boletin Estadistico del Personal al servicio de las AAPP).

Mientras sigamos alejados de los medios de comunicación estas batallas estarán perdidas. Parece que haya miedo a decir lo mal que está realmente la Justicia en medios y personal.

Seguir trabajando, seguir luchando.

PD: las circulares con "contenido" siguen vivas, aunque no centralizadas

Reir o llorar