Buff, la de tiempo que ha pasado desde que no entro en el blog!! Vistas las fechas acepto los tirones de oreja que me han ido llegando y no pondré como escusa el tiempo que dedico al facebook. Casi ha sido un mes sin verter pensamientos en esta micropartícula del ciberespacio (hoy estoy de escritura pedante, no lo niego); tiempo en que muchas cosas han cambiado para que todo pueda seguir igualmente diferente:
Hemos cerrado un año donde el capitalismo salvaje contra el que muchos luchamos ha dado una soberana bofetada en otros tantos que hasta ahora defendía el libre mercado como una expresión más de los derechos de la ciudadanía más avanzada.
Dejamos atrás, casi en el olvido para muchos, un ejemplo de lucha de clase durante 2 meses, de autoorganización de los trabajadores y de superación de las estructuras arcaicas y obsoletas de los sindicatos. Todo fue dicho ya, todo quedo escrito hace cien años: en cuanto los dirigentes se convierten en burocracia siempre son barridos por una ola incontrolable que aupa a aquellos en quienes realmente confían. Así ha sido y así será.
Acabamos el año con los últimos congresos del partido y las juventudes, en los que lamentablemente se confundió más de una vez la fortaleza con la ausencia de discrepancia. Candidaturas alternativas, propuestas diferentes incardinadas dentro de unas mismas siglas eran mal vistas. Nunca entenderé como cuando uno dice la palabra Trosky, casi casi le meten en el manicomio cuando las ejecutivas están cargadas de dignos herederos del Stalinismo. ¿Es más débil CC.OO. por el resultado de su congreso, o está más vivo? En fin, cosas de otro foro.
Punto y final también a ese loco mundo de las pelotas capaz de lograr que un miembro (¿miembra?) de ERC manifieste públicamente que se le ha gustado que España gane una Eurocopa por su jogo bonito. La grandeza de España está en sus integrantes, más allá del reparto del pastel que hagan los territorios nacionales y regionales. Cuando sepamos entendernos y estimarnos, aprenderemos a respetarnos y engrandecernos.
En fin, casi que voy cerrando el comentario sobre el 08 porque esto empieza a parecer un refrito televisivo sobre los mejores momentos de año, corriendo el riesgo a mayores de acabar tocando el tema personal.
Decía que a lo largo de estos 30 días muchas cosas han cambiado. Posiblemente la modificación más radical venga dada por la concesión de crédito horario que me ha otorgado mi sindicato y que me libera de las tareas que venía desarrollando en mi Juzgado para darme más tiempo a otras que venía desarrollando (en mayor o menor medida) y en las que el nivel de exigencia ha de ser ahora mayor.
Durante estas pocas semanas he podido ya intercambiar impresiones con varios compañeros y aprender mucho de ellos. Aprender a dosificar los tiempos, a priorizar los movimientos, pero sobre todo, este tiempo me ha servido para reafirmarme en que mi sitio se encuentra a pie de calle, pateando centros de trabajo y no en una cómoda poltrona y me ha valido también para constatar nuevamente como la vida está llena de ciclos y el que ahora abro tendrá una duración más o menos larga pero finita a medio plazo. Como suelo decir, la limitación de mandatos es el único buen ejemplo que nos dejó Asnar. Cuando te tiras tantos y tantos años anclado a la misma responsabilidad acabas confundiendo lo personal, lo particular con el colectivo, reduciendo la visión de conjunto al posibilismo de lo que tú puedes lograr quedando fuera lo demás como si fuera imposible cuando tal vez solo necesite savia nueva. Ayudemos a estos compañeros a descansar… jubilándolos!
Posiblemente mi cambio laboral sea uno de los principales motivos de tener un poco más apartado el blog, ya que lo que antes eran ideas tiradas en la web poco a poco van convirtiéndose en realidades organizativas y formas de lucha sindical que copan “mi producción mental”.
Apartado que no abandonado. Trabajar como delegado sindical no anula mi libre pensamiento, no dulcifica mi crítica fundamentada en la construcción y engrandecimiento de la organización proletaria, no adormece mis aspiraciones de conseguir mejoras reales y efectivas en las condiciones laborales de los que somos trabajadores de justicia. Más al contrario, aquellos que creemos en otra forma de ser, en otra forma de trabajar estamos obligados a dar el doble cada día, a demostrar una y mil veces que la democracia interna, que la sinceridad y el respeto, que nuestra consideración como sindicato de clase y no como un amarillo más, son el camino para recuperar la confianza y la dignificación de la lucha sindical.
No quiero cerrar esta entrada sin reconocer que me siento como un caballo al que acaban de poner unas bridas: revolviéndose, inquieto, soltando coces y corriendo de un lado a otro cada vez más cargado de fuerza a punto de desbocarse o caer rendido. Sujeciones que no me vienen de arriba sino por el hecho de saber que en breve tendré que hacer una pausa y pasarme un mes en Madrid haciendo las prácticas de GPA por lo que no puede poner en marcha muchas de la iniciativas que golpean mi mente. Me obligo a mantener el ralentí personal hasta mi regreso, pero este tiempo no deja de llenarme de esperanza y ganas, de cargarme las pilas al pensar que si a medio gas los cambios empiezan a notarse, una vez desbocado removeremos más de una conciencia.
Hemos cerrado un año donde el capitalismo salvaje contra el que muchos luchamos ha dado una soberana bofetada en otros tantos que hasta ahora defendía el libre mercado como una expresión más de los derechos de la ciudadanía más avanzada.
Dejamos atrás, casi en el olvido para muchos, un ejemplo de lucha de clase durante 2 meses, de autoorganización de los trabajadores y de superación de las estructuras arcaicas y obsoletas de los sindicatos. Todo fue dicho ya, todo quedo escrito hace cien años: en cuanto los dirigentes se convierten en burocracia siempre son barridos por una ola incontrolable que aupa a aquellos en quienes realmente confían. Así ha sido y así será.
Acabamos el año con los últimos congresos del partido y las juventudes, en los que lamentablemente se confundió más de una vez la fortaleza con la ausencia de discrepancia. Candidaturas alternativas, propuestas diferentes incardinadas dentro de unas mismas siglas eran mal vistas. Nunca entenderé como cuando uno dice la palabra Trosky, casi casi le meten en el manicomio cuando las ejecutivas están cargadas de dignos herederos del Stalinismo. ¿Es más débil CC.OO. por el resultado de su congreso, o está más vivo? En fin, cosas de otro foro.
Punto y final también a ese loco mundo de las pelotas capaz de lograr que un miembro (¿miembra?) de ERC manifieste públicamente que se le ha gustado que España gane una Eurocopa por su jogo bonito. La grandeza de España está en sus integrantes, más allá del reparto del pastel que hagan los territorios nacionales y regionales. Cuando sepamos entendernos y estimarnos, aprenderemos a respetarnos y engrandecernos.
En fin, casi que voy cerrando el comentario sobre el 08 porque esto empieza a parecer un refrito televisivo sobre los mejores momentos de año, corriendo el riesgo a mayores de acabar tocando el tema personal.
Decía que a lo largo de estos 30 días muchas cosas han cambiado. Posiblemente la modificación más radical venga dada por la concesión de crédito horario que me ha otorgado mi sindicato y que me libera de las tareas que venía desarrollando en mi Juzgado para darme más tiempo a otras que venía desarrollando (en mayor o menor medida) y en las que el nivel de exigencia ha de ser ahora mayor.
Durante estas pocas semanas he podido ya intercambiar impresiones con varios compañeros y aprender mucho de ellos. Aprender a dosificar los tiempos, a priorizar los movimientos, pero sobre todo, este tiempo me ha servido para reafirmarme en que mi sitio se encuentra a pie de calle, pateando centros de trabajo y no en una cómoda poltrona y me ha valido también para constatar nuevamente como la vida está llena de ciclos y el que ahora abro tendrá una duración más o menos larga pero finita a medio plazo. Como suelo decir, la limitación de mandatos es el único buen ejemplo que nos dejó Asnar. Cuando te tiras tantos y tantos años anclado a la misma responsabilidad acabas confundiendo lo personal, lo particular con el colectivo, reduciendo la visión de conjunto al posibilismo de lo que tú puedes lograr quedando fuera lo demás como si fuera imposible cuando tal vez solo necesite savia nueva. Ayudemos a estos compañeros a descansar… jubilándolos!
Posiblemente mi cambio laboral sea uno de los principales motivos de tener un poco más apartado el blog, ya que lo que antes eran ideas tiradas en la web poco a poco van convirtiéndose en realidades organizativas y formas de lucha sindical que copan “mi producción mental”.
Apartado que no abandonado. Trabajar como delegado sindical no anula mi libre pensamiento, no dulcifica mi crítica fundamentada en la construcción y engrandecimiento de la organización proletaria, no adormece mis aspiraciones de conseguir mejoras reales y efectivas en las condiciones laborales de los que somos trabajadores de justicia. Más al contrario, aquellos que creemos en otra forma de ser, en otra forma de trabajar estamos obligados a dar el doble cada día, a demostrar una y mil veces que la democracia interna, que la sinceridad y el respeto, que nuestra consideración como sindicato de clase y no como un amarillo más, son el camino para recuperar la confianza y la dignificación de la lucha sindical.
No quiero cerrar esta entrada sin reconocer que me siento como un caballo al que acaban de poner unas bridas: revolviéndose, inquieto, soltando coces y corriendo de un lado a otro cada vez más cargado de fuerza a punto de desbocarse o caer rendido. Sujeciones que no me vienen de arriba sino por el hecho de saber que en breve tendré que hacer una pausa y pasarme un mes en Madrid haciendo las prácticas de GPA por lo que no puede poner en marcha muchas de la iniciativas que golpean mi mente. Me obligo a mantener el ralentí personal hasta mi regreso, pero este tiempo no deja de llenarme de esperanza y ganas, de cargarme las pilas al pensar que si a medio gas los cambios empiezan a notarse, una vez desbocado removeremos más de una conciencia.
Iluso no es tener la certeza de que podemos cambiar el mundo,
Sino saber que podemos hacerlo y intentar convencernos de que no se puede.
Seguiremos mil caminos para lograrlo,
pero estamos obligados a llevar a todas partes las ideas por las que luchamos
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