dilluns, 3 de desembre del 2007

De mantas y libros

Un malestar físico general y el embotamiento mental en particular me hicieron pasar toda la tarde de hoy descansando en el sofá entre mantas y libros. De entre las páginas de un poemario de Ángel Gonzalez (poeta español de la generación del 50) he rescatado estos versos:

Elegido por aclamación
Sí, fue un malentendido.
Gritaron: ¡a las urnas!
y él entendió: ¡a las armas! -dijo luego.
Era pundonoroso y mató mucho.
Con pistolas, con rifles, con decretos.
Cuando envainó la espada dijo, dice:
la democracia es lo perfecto.
El público aplaudió. Sólo callaron,
impasibles, los muertos.
El deseo popular será cumplido.
A partir de esta hora soy -silencio-
el jefe, si quereis. Los disconformes
que levanten el dedo.
Inmóvil mayoría de cadáveres
le dio el mando total del cementerio.

El marxismo recogía entre las bases de sus postulados que lo importante de la revolución es el proceso y no el hombre, este es solo un contingente prescindible. Al margen de la cosificación que implica dicha afirmación lo que resulta obvio es que todo proceso de transformación social antes o después debe defenestrar a su líder para evitar que este se convierta en un tirano capaz de confundir su bienestar con el progreso social.
De lo contrario poco a poco irá "apartando" a los críticos de su lado y rodeándose de una camarilla de falsos debotos que entre elogios y palmadas buscan el camino más rápido para estrangular toda reforma y para lo cual no dudan en hacer todo lo posible e imposible para proteger a su sacro dirigente.
Si la derrota puede llenarte de rencor y resentimiento, la victoria continuada lo hace de prepotencia y mediocridad. ¡Felicidades compañero Chavez!

Reir o llorar